IA sin anestesia. Capítulo 9. Se acabó la ventaja de almacenar conocimiento, caminamos hacia la era de los mutantes adaptativos.

 

IA sin anestesia. Episodio 9. Se acabó la ventaja de almacenar conocimiento, caminamos hacia la era de los mutantes adaptativos.

Durante décadas vendimos la frase “el conocimiento es poder” como si fuera champán intelectual. Te plantabas en reuniones repitiéndola con la misma solemnidad con la que un sacerdote levanta el cáliz; te plantabas delante de todas y todos y decias; he aquí el conocimiento.

Funcionaba en un mundo donde saber mucho y saberlo solo tú te hacía especial. Pero ya finalizando este 2025 esa frase es tan vintage como los SMS de pago o una cinta VHS: útil en su día pero convertido ahora en un recuerdo.

Hoy saber cosas es…lo normal. Con una IA al lado todos somos “normal plus”.

Mientras sigues defendiendo tu expertise con uñas, dientes y un PowerPoint de 78 slides que aburren al más entusiasta; una IA básica —ya ni siquiera de pago premium, amigos y amigas, una de las baratitas— ha devorado tu currículum, lo ha procesado como comida de astronauta y ya reproduce tu trabajo a velocidad de misil. Tú tardaste diez años. Ella lo hace en lo que tardas en poner el filtro Valencia en Instagram. Resultado que observas de ti mismo en tiempo real: te estás fosilizando en directo.

El conocimiento, ese que antes guardábamos en cajitas de “mi área”, ya no es petróleo. Es gasolina low-cost. Está indexado, accesible y distribuido como si fuera aire acondicionado en un centro comercial. Porque si, además la empresa no lo ha hecho ya, entonces si tiene un serio problema.

Cualquier persona con curiosidad y un teclado (y eso de momento, porque el tema conversacional lo veremos muy pronto) accede a más fuentes de las que un profesional del siglo XX podría procesar en tres vidas. Y las IA aprenden sin drama, sin tráfico, sin reuniones eternas y sin la ceremonia del ego que os comentaba al principio; todos tenemos ya ese caliz del conocimiento

Entonces, ¿qué queda cuando tu tanque de conocimiento deja de impresionarle a nadie?

Queda lo único que todavía marca la diferencia: tu capacidad de mutar a la misma velocidad que cambia el mundo.

Ése va a ser tu  nuevo superpoder. Ésa es la ventaja competitiva con la que te puedes diferenciar. Y eso no se compra con un certificado ni con un máster a plazos.

Las empresas que sobrevivan no serán las que acumulen conocimiento como dragones guardando tesoros. Serán las que conviertan la adaptación en hábito. Las que tengan a gente que experimenta sin permiso; aunque con prudencia. Que no protege su estatus como si fuera porcelana fina y que no se aferra a una manera de hacer las cosas porque “a mí siempre me ha funcionado”.

Y aquí viene el puñetazo suave: muchas compañías siguen creyendo que adaptarse es hacer un curso. O ir a una jornada. O rellenar un PDF de “skills del futuro”. Eso ya es arqueología industrial. Es como explicar lo que vendrá contando lo que vemos por el retrovisor. Eso documenta el pasado, no prepara el futuro.

La adaptación real es otra cosa: velocidad, feedback  duro y crudo, ensayo-error sin melodrama, y la valentía de admitir que tus certezas caducan más rápido que un yogur fuera de la nevera.

Los datos lo evidencian: OCDE, WEF e IBM muestran que las organizaciones con ciclos internos de aprendizaje muy cortos duplican su capacidad de innovar y reaccionar. No porque sepan más, sino porque se transforman más rápido. No almacenan conocimiento: desarrollan músculo adaptativo.

Ese músculo no viene en manuales. Lo aportan personas que se tiran a la piscina sin miedo.

La moraleja —afilada pero hermosa— es simple: Los sabelotodo ya no valen nada. Los aprendelotodo valen oro.

Así que cuando una IA haga en segundos lo que tú sudaste en un máster, no te ofendas. No estás obsoleto: estás recibiendo una notificación del futuro. Te está diciendo: “Actualízate, criatura. Muta. Reiníciate. Reinventate de nuevo. Ese es el truco”. Porque el último bastión humano no es lo que sabes, sino lo rápido que puedes abandonar tus certezas sin desintegrarte.

Nuevo mantra profesional del siglo XXI: Deja de coleccionar conocimiento como cromos. Construye tu capacidad de adaptarte antes de que te pase la ola por encima.

Siente, vive y apasiónate con lo que aprendas; la IA no lo puede hacer, aunque lo parezca.

La nueva frontera no es almacenar conocimiento; eso ya lo hacen los servidores en la nube. Es la mutación. Es la agilidad. Es la capacidad de revisar tus propios sesgos, cuestionar los resultados, afinar tu pensamiento crítico y convertir la duda en combustible.

Y eso, amigos/as de Linkedin… aún no hay IA que lo haga mejor que un humano con ganas de evolucionar.

¿Y de donde sale esto?:

  • OECD. OECD Employment Outlook 2023: Artificial Intelligence and the Labour Market.
  • McKinsey & Company. Agents, robots, and us: Skill partnerships in the age of AI (2025).
  • McKinsey. The race to deploy AI and raise skills in Europe and beyond
  • Boston Consulting Group (BCG). GenAI Doesn’t Just Increase Productivity. It Expands Capabilities. (2024).
  • Accenture. Reinventando el aprendizaje: acelerando la colaboración humana con la IA (2025).
  • Jun Cui Research Group / estudio “The Explore of Knowledge Management Dynamic Capabilities, AI-Driven Knowledge Sharing, Knowledge-Based Organizational Support, and Organizational Learning on Job Performance” (2025).





Comentarios

Entradas populares de este blog

ClusTIC. Red de Innovación. Invitado de excepción; D. Eduardo Punset