Migración y Economía
La inmigración se está produciendo de un modo globalizado pero desigual, por un lado estamos promoviendo una liberación de flujo de mercancías y capitales y por otro limitamos la circulación de seres humanos. Las restricciones es obvio que no se aplican por igual a unos foráneos que a otros.
La Sociedad Española está estancada en su crecimiento demográfico. A pesar de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y del ciclo económico expansivo que hemos vivido, se observa un envejecimiento de la población , un elevado (ísimo diría yo) índice de paro, un empleo precario especialmente en la juventud y sin embargo, existen todavía –de forma paradigmática- ofertas de trabajo que quedan por cubrir, menos que hace un par de años por supuesto, pero todavía tenemos trabajadores que prefieren el cobro del subsidio a un puesto no deseado (otro tema interesante) .
Esta circunstancia social no es la misma de los años 60 y mucho menos de la época de la postguerra, en donde hubo muchos flujos migratorios. No parece proceder, por tanto, una comparación con la emigración que recibimos en España desde los 90.
Según datos del Centro de Documentación para Inmigrantes (Asociación Nexos), es especialmente a partir de 1996 cuando crece el colectivo de inmigrantes que recibimos y, en su mayoría del denominado 3er mundo.
Sobre un 100% , el conjunto de inmigrantes procedentes de la Unión Europea aún es , prácticamente la cuarta parte de los ciudadanos no nacionales, les siguen con otra cuarta parte los procedentes de África (especialmente Marruecos que por sí solo representa el 20% del total ), Sudamérica con unos niveles similares y el último 25% se lo distribuyen el antiguo bloque del este, Asia y Centroamérica. Pero en conjunto, aún estamos lejos de países como Francia que sí recibieron (en parte debido a su pasado colonial) un importante flujo migratorio.
Este boom significó una gran aportación a la afiliación de la Seguridad Social que ahora va a costar , y mucho compensar. Nos encontramos que los inmigrantes son una fuerza de trabajo importante pero también es cierto que se trata de mano de obra concentrada en pocas actividades , servicio doméstico, construcción, agricultura, hostelería y comercio. Comparando estos datos con los que aporta la OCDE, se observa que España supera a la media europea en la concentración de asalariados inmigrantes en lo sectores citados y es claramente inferior en sectores como sanidad, industria o administraciones públicas.
Como indica Saskia Sassen en su libro “Una sociología de la globalización”, los movimientos migratorios de trabajadores están insertos en una dinámica de desigualdad.
Afrontar esta situación va a suponer todo un reto en los próximos años.
©Ramón García Espeleta
La Sociedad Española está estancada en su crecimiento demográfico. A pesar de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y del ciclo económico expansivo que hemos vivido, se observa un envejecimiento de la población , un elevado (ísimo diría yo) índice de paro, un empleo precario especialmente en la juventud y sin embargo, existen todavía –de forma paradigmática- ofertas de trabajo que quedan por cubrir, menos que hace un par de años por supuesto, pero todavía tenemos trabajadores que prefieren el cobro del subsidio a un puesto no deseado (otro tema interesante) .
Esta circunstancia social no es la misma de los años 60 y mucho menos de la época de la postguerra, en donde hubo muchos flujos migratorios. No parece proceder, por tanto, una comparación con la emigración que recibimos en España desde los 90.
Según datos del Centro de Documentación para Inmigrantes (Asociación Nexos), es especialmente a partir de 1996 cuando crece el colectivo de inmigrantes que recibimos y, en su mayoría del denominado 3er mundo.
Sobre un 100% , el conjunto de inmigrantes procedentes de la Unión Europea aún es , prácticamente la cuarta parte de los ciudadanos no nacionales, les siguen con otra cuarta parte los procedentes de África (especialmente Marruecos que por sí solo representa el 20% del total ), Sudamérica con unos niveles similares y el último 25% se lo distribuyen el antiguo bloque del este, Asia y Centroamérica. Pero en conjunto, aún estamos lejos de países como Francia que sí recibieron (en parte debido a su pasado colonial) un importante flujo migratorio.
Este boom significó una gran aportación a la afiliación de la Seguridad Social que ahora va a costar , y mucho compensar. Nos encontramos que los inmigrantes son una fuerza de trabajo importante pero también es cierto que se trata de mano de obra concentrada en pocas actividades , servicio doméstico, construcción, agricultura, hostelería y comercio. Comparando estos datos con los que aporta la OCDE, se observa que España supera a la media europea en la concentración de asalariados inmigrantes en lo sectores citados y es claramente inferior en sectores como sanidad, industria o administraciones públicas.
Como indica Saskia Sassen en su libro “Una sociología de la globalización”, los movimientos migratorios de trabajadores están insertos en una dinámica de desigualdad.
Afrontar esta situación va a suponer todo un reto en los próximos años.
©Ramón García Espeleta
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